La cebolla es uno de los alimentos que más se producen en el mundo. Su valor nutricional, rico en vitaminas A, B, C y E, además de sus propiedades antioxidantes, la convierten en un súper alimento para proteger nuestro sistema nervioso.

Además, la cebolla es uno de los ingredientes más utilizados en la cocina para preparar infinidad de guisos, salsas, ensaladas, etc., y como si fuera poco, también cuenta con propiedades medicinales. Esto hace que su demanda crezca exponencialmente en más de un mercado.

Por otro lado, la venta de cebolla es un negocio que puede empezar con muy poca inversión y crecer rápidamente. Una ventaja de ser productor pequeño es que se pueden vender más productos por tener precios bajos. Esto, a medida que vaya generando ganancias, da oportunidad de ampliar la venta.

Cómo plantar cebolla

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Si deseas incursionar en esta actividad para ganar dinero, debes tomártelo en serio porque no es solo sembrar semillas y regarlas, hay que aprender un poco más sobre el tema. A continuación, te decimos cómo hacerlo desde el inicio. ¡Toma nota!

  • Prepara el espacio

Antes de entrar de lleno en la plantación, debes preparar el área mínima para cultivar las cebollas. Su capacidad dependerá de la cantidad de producción que vayas a hacer, pero ten en cuenta que cada cebolla debe contar con aproximadamente 15 cm2 de espacio.

Por otro lado, asegúrate de que el suelo sea húmedo y rico en nutrientes, y que la temperatura de la zona donde vayas a plantar se encuentre entre 20º C y 25º C.

  • Plantación

Existen tres maneras de plantar cebollas: trasplantar mudas, semillas directas en el terreno y plantar bulbitos. La primera de ellas consiste en sembrar las cebollas en envases y una vez que las mudas tengan un par de hojas es momento de trasplantarlas el sitio donde van a ser cultivadas definitivamente.

Por su parte, la plantación de semillas directas es, como su nombre lo indica, sembrar la semilla directamente en la tierra donde van a ser cultivadas hasta el final. Mientras que la plantación por bulbitos es aquella en la que se empieza con una siembra abundante, para luego de un mes recoger los bulbos y trasplantarlos al área de cultivo definitiva.

Otros aspectos que debes tener en cuenta durante esta fase son el espaciado y la irrigación. El primero varía dependiendo de la cantidad de producción, sin embargo, es aconsejable que si el área tiene bastante humedad, el espaciado sea mayor y si no es tan húmeda, al contrario, el espaciamiento puede ser menor.

En cuanto al riego de la plantación, se debe procurar que el suelo mantenga la humedad necesaria. En este sentido, es imprescindible regar con frecuencia hasta que los bulbos crezcan. Una vez que se acerque la cosecha, hay que detener la irrigación.

  • Cultivo

La llegada de la cosecha ocurre pasados entre 100 y 180 días después de la plantación de las semillas. Puedes notarlo porque las hojas tomarán un color amarillo seco.

Asimismo, es importante proteger el cultivo de plagas y enfermedades para que no se infeste. Las medidas preventivas deben ser tomadas desde el proceso de plantación, durante la recolección de la producción e incluso cuando vaya a ser almacenada y comercializada.

  • Comercialización

Si eres un productor pequeño, puedes empezar vendiendo tu mercancía en mercados locales o directamente a terceros. La ventaja de crear estas alianzas (distribuyendo a revendedores) es que la mercancía queda saldada de inmediato y se sale de ella, sin embargo, vender por tu cuenta al detal ofrece mayor ganancia.

Por otro lado, vender en mercadillos supone un esfuerzo y riesgo mayor, pues la mercancía debe ser trasladada, expuesta prolongadamente al sol muchas veces y su venta puede llevarse a cabo durante más tiempo del esperado.