La decisión de emprender en un negocio propio, viene cargada de grandes desafíos, expectativas y un proyecto de vida. Abrir las puertas de una nueva empresa pasa por muchas etapas. Desde el nacimiento de la idea y las vías para materializarla, hasta la financiación que será necesaria para ponerla en marcha.
En este sentido, solicitar préstamos para emprendedores suele ser de las primeras posibilidades que se tienen en consideración, si no se cuenta con el capital necesario para dar marcha al proyecto.
De acuerdo a tus intereses y áreas de conocimiento, decantarás por alguna idea comercial. Desde proyectos pequeños, que nacen en los espacios digitales, hasta otros más grandes, que requieren de una infraestructura mucho mayor, todo entra dentro de las posibilidades de un emprendedor ambicioso.
Es por ello que hablar de cuánto cuesta abrir un negocio es entrar en un terreno con grandes variaciones. No requerirás del mismo monto de inversión si quieres empezar una agencia de publicidad online, que si quieres montar un restaurante.
Pero sea cual sea la escala comercial que te interese y con la que puedas dar tus primeros pasos, es fundamental que tengas claras tanto las perspectivas de crecimiento a futuro, como las herramientas con las que cuentas en el presente para iniciar.
En el caso de que sea España el país en el que quieras empezar operaciones, te convendrá documentarte sobre algunos aspectos básicos para empezar con buen pie tu camino emprendedor.
4 cosas que debes saber para empezar un negocio en España
1. Define el rubro y concepto
Más allá de que cuentes o no con los recursos para dar marcha a tu empresa, si ya te has decidido a emprender, lo fundamental es focalizar en la idea. España es un país con un desarrollo comercial amplio y muy competitivo. En este sentido, lo primero a pensar es en un concepto que pueda resultar atractivo a tu público objetivo. Define la propuesta de valor, de modo que tengas herramientas para competir en el mercado.
2. Elige el tipo de empresa que fundarás
En la legislación española existen diferentes tipos de sociedades mercantiles, bajo las cuales puede ampararse el funcionamiento de tu empresa. Tienes alternativas como la sociedad limitada, sociedad anónima, cooperativa o sociedad civil.
Son dos los aspectos que debes tener en consideración para elegir la que se adecúe a tu proyecto. En primer lugar, saber cuál es el capital del que dispones, y en segunda instancia, el número de personas que trabajarán en la compañía. La sociedad limitada suele ser la que requiere de un menor capital para iniciar.
3. La redacción de los estatutos
El siguiente paso, luego de elegir el formato de empresa con el que quieres iniciar tu negocio, es la redacción de los estatutos. Generalmente, en las notarías españolas se facilitan modelos para que los emprendedores puedan detallar.
En este documento deberás contemplar la denominación de la empresa, el objeto social o actividad a la que se dedicará, el domicilio, el capital social, la firma del administrador o administradores y la definición de los procesos a la hora de deliberar y de adoptar acuerdos.
4. La financiación
Y más allá de los formalismos que implican el registro de una empresa en España, la financiación es de los aspectos más importantes.
Son muchas las personas que tienen una idea emprendedora, pero no cuentan con la liquidez para ponerla en marcha. Para ellos, existen diferentes posibilidades de financiación, de acuerdo a las características y a la escala del proyecto. La más común es la del tradicional préstamo bancario. Para acceder a ella, bien conviene fijarse en aspectos como los plazos y tasas de interés.
Además de los bancos, también existen alternativas un tanto más novedosas. Entre ellas destaca el Venture Capital o capital de riesgo. Se trata de una opción ideal para startups con un alto potencial de riesgo, pero también de ganancias.
Se suele invertir a cambio de una cuota de las acciones de la compañía. Los Business Angels o inversores de proximidad se suman a las posibilidades de financiamiento de las nuevas empresas. Son personas que aportan capital, conocimientos, experiencia y contactos, para guiar el proyecto.
El crowdsourcing es otra posibilidad para financiar emprendimientos de ciertas características. Es un método donde se mezclan el micro-mecenazgo y el outsourcing o externalización de tareas.
Por último, si tu negocio aplica a ello, también puedes optar al crowfunding o micromecenazgo, también conocido como financiación colectiva. En definitiva, lo más importante a tener en cuenta es que si tu idea de negocio realmente tiene fuerza y potencial, existen muchas alternativas para conseguir el capital y ponerla en marcha. Lo fundamental es que te asesores con profesionales que puedan mostrarte las vías más eficaces para ese fin.
Si construyes tu proyecto con solidez, lo financias de la manera más conveniente, blindas los aspectos legales y te ocupas en desarrollar una buena campaña publicitaria, el éxito de tu negocio será pronto una realidad sostenible y escalable.