Hay que admitir que, hace tan solo unos pocos años, las criptomonedas eran un concepto desconocido para la gran mayoría. Sin embargo, los acontecimientos que hemos vivido en los dos últimos años han favorecido que su popularidad se haya incrementado de manera exponencial. Esto, a raíz de los primeros confinamientos y del descubrimiento de las facilidades que la tecnología actual oferta para operar de manera sencilla con ellas.
No obstante, deberíamos tener muy presente que el mercado de las criptomonedas es extremadamente especulativo. Si nos decidimos a adentrarnos en él, es fundamental tener muy claro el proyecto en el que vamos a embarcarnos antes de invertir en ellas, porque no podemos pasar por alto que el simple hecho de que algo goce de popularidad, por muy lucrativo que pueda parecer, no implica que resulte necesariamente rentable.
Una vez tenemos claros estos conceptos, nos encontramos ya en una situación en la que podríamos plantearnos la cuestión sobre cómo proceder para obtener rentabilidad con los innumerables tipos de criptomonedas que coexisten actualmente en el mercado. De hecho, a día de hoy, contamos con más de diez mil monedas virtuales en un crecimiento que no cesa, puesto que, cada poco tiempo, surgen nuevas criptodivisas que son creadas mediante un procedimiento denominado ICO.
Un comienzo de año agitado
Si bien es cierto que Bitcoin ha realizado una extraordinaria carrera alcista —en la que le han acompañado el resto de las criptomonedas— marcando máximos históricos, la situación actual manifiesta que en los últimos tiempos las caídas se han instalado en los mercados cripto. En estos, impera un marcado sentimiento de aversión al riesgo que parece haberse instalado con base en el posible incremento de tipos de la Reserva Federal que se produciría antes de lo previsto y a la problemática que acontece en Kazajistán, donde las protestas contra el gobierno —impulsadas por el aumento del precio del combustible—, tras el apagón de telefonía e internet, son reprimidas duramente por el presidente Kassym-Jomart Tokayev.
Y es que tras las prohibiciones de China a la realización de cualquier tipo de acción con las criptomonedas, una gran cantidad de minería había sido trasladada a Kazajistán —donde se encuentra aproximadamente el 18% de la tasa de hash de Bitcoin—, el mencionado conflicto, en el que se suceden los cortes en el suministro eléctrico y en internet, están provocando un gran caos en el mercado.
Y es que desde que alcanzara su máximo histórico el pasado mes de noviembres situándose en más de 68.000 dólares, la criptomoneda no ha detenido su descenso arrastrando en su desplome al resto de criptos como Ethereum, Cardano, Dogecoin o Shiba Inu.
Análisis de la evolución durante el 2021
Sin embargo, es justo mencionar que, a pesar de la situación actual, Ether (ETH) ha aumentado su valor en el último año, en una excelente carrera alcista que ha logrado cuadriplicarlo. Sobrepasando, incluso, a Bitcoin. Aunque, en opinión de algunos analistas, ambos rendimientos —el de Bitcoin y Ether— resulten difíciles de comparar, puesto que sus ecosistemas y uso son marcadamente diferentes.
Por su parte, Cardano (ADA) ha sido en el 2021 la blockchain más desarrollada. Además del éxito que ha supuesto la actualización Alonzo que ha puesto en marcha —en su red de prueba de participación (PoS)— los contratos inteligentes, logrando finalizar el año con unas ganancias aproximadas del 621%.
Dogecoin (DOGE), ha contado con un crecimiento impresionante durante el 2021. Este, impulsado en gran medida por el famoso CEO de Tesla, Elon Musk, cuyas publicaciones en las redes han hecho que el token se dispare aumentando su valor en un impresionante 3.549% al finalizar el año.
Y, aunque su nacimiento tiene su germen en una broma, no podemos evitar mencionar a la popular Shiba Inu (SHIB) que ha logrado a lo largo del pasado 2021 un nada desdeñable crecimiento del 259,698% en su valoración.
¿Qué esperar del 2022?
Lo cierto es que desconocemos cómo evolucionará el precio de las criptomonedas en el 2022. Pero, lo que debemos tener en cuenta es que estamos hablando de activos especulativos. Y, debido a ello, en opinión de algunos analistas, el contexto macroeconómico influirá sobre ellas guste o no, en un sentir manifiestamente contrario al de otros analistas que niegan la influencia que puede ejercer la FED —por ejemplo— en este sector.
Dado que el escenario en que nos encontramos se muestra dominado por la incertidumbre, lo habitual es que el sentimiento de los inversores se muestre conservador y busque protección en instrumentos tradicionalmente más estables.
Pero puede que haya un atisbo de esperanza pues todo lo anterior no implica necesariamente que el 2022 no pueda resultar un año de crecimiento pese a que vivamos unos meses marcados por la volatilidad, puesto que los últimos informes en cuanto al estímulo de empleo que buscaba Powell al aceptar un aumento de la inflación, han mostrado unas mejoras muy notorias con el éxito que eso puede llegar a significar para la recuperación.